Confieso que he follado hasta el amanecer.
Confieso que he follado al menos una vez hasta el amanecer.
Confieso que he follado con ganas, al menos una vez, hasta el amanecer, poniendo el alma en ello.
Confieso que el amanecer me ha pillado follando desganada, al menos una vez. Una vez, más de una vez, he follado en diferido al amanecer, con la cabeza a kilómetros luz de mi cuerpo, pensando en ti o pensando en otras.
Confieso que he follado en silencio, que he follado agitando mi melena de pelirroja indómita, desnuda hasta los huesos, succionando penes con mi vagina dentata, pero sin perder la ternura del amanecer.
Confieso que he follado con cuerpos reales e inventados: uno, dos, tres, infinitos... He follado con cerebros, con pies y con ojos. He atravesado miradas para fundirme en ellas, hasta que el amanecer me ha transformado en un ser de dos cabezas y cuatro bocas, monstruoso y bello hasta el hartazgo.
Confieso que he follado para separarme de esa otra piel, para desgarrarme en dos y volver a mi cuerpo. Confieso que me he follado mi cuerpo hasta el amanecer, metiéndome los dedos hasta la garganta para escupir todo el deseo, borracha de mí, borracha de soledad, borracha de tanto follar y de follar tan poco.
Confieso que he follado para tener un hijo. Mi hijo nació un amanecer entre golpes de pelvis. Confieso que he follado para tener un hijo y también para olvidarme de que lo tenía. He follado porque había que hacerlo y porque no tocaba. He follado por amor y por despecho, follando de puro amor o de pura indiferencia. Muchas veces he tardado siglos en follar y otras tantas he follado hasta asquearme.
He follado y me he sentido follada. Me he sentido folladora. Amada, amante, vapuleada. Violenta, me he sentido violenta, me he sentido poderosa al follar, me he sentido catapultada, tierna, rota, hermosa, follante, penetrante y penetrada. Atravesada y atravesando cuerpos me he sentido, atravesando travesías. Y anhelante, impulsada, sensual, sexual, sexoafectiva, sexoindiferente, desfollada, conmovida, desesperada, renacida, llena, luna llena... Mal y bien follada, mal y bien follante, follisísima y follavidas, enfollonada... Perdida y resucitada en el follaje de los cuerpos.
Lo confieso.
Confieso aquí mi cuerpo, mi amanecer.
Diccionario Obs-cenus, de Anna Albaladejo y Berta del Río (2021)
Pinturas de Yolanda Dorda