emperifollados

Djuna Barnes

¿No existe un Filósofo, de cualquier Clase, que haya descubierto, entre las delicadas Hierbas de su Jardín, alguna que pueda ayudar a satisfacer nuestras pudorosas Partes? ¿Por qué, desde los tiempos en que las mujeres éramos Materia indiferenciada hasta el momento actual, en el que somos ya Personajes Imperiales de la divina Raza humana, no ha habido nada que pueda provocar alivio a esa Zona nuestra –ya otras zonas igualmente susceptibles de inflamarse–, salvo el don que toda Mujer posee en la Yema de los Dedos y en la Punta de la Lengua? Para tales menesteres fue concebida Evangeline Musset, una Dama de alto Linaje, que a principios de 1880 había renunciado al Carruaje familiar –con el placer que había proporcionado siempre a su Madre y a su Padre–, para disfrutar del retorcido Deleite de cabalgar a horcajadas; igual que un campesino cuando va a recoger la Cosecha. Y, con tanto traqueteo y tanto galope, se fue haciendo, por momentos, menos femenina.


El almanaque de las mujeres, de Djuna Barnes (1928)

Pintura: Wild ride, de Frank Frazetta (1989)

Djuna Barnes, El almanaque de las mujeres, Frank Frazetta, Wild ride
Con la tecnología de Blogger.