En efecto, el placer de una mujer no tiene que elegir entre la actividad clitordiana y la pasividad vaginal, por ejemplo. El placer de la caricia vaginal no tiene que sustituir al de la caricia clitordiana. Ambos concurren, de manera irreemplazable, al goce de la mujer. Entre otros... la caricia de los pechos, el tacto vulvar, la entreabertura de los labios, el vaivén de una presión sobre la pared posterior de la vagina, el contacto del cuello de la matriz, etc. Para no evocar más que algunos de los placeres específicamente femeninos. Un poco desconocidos en la diferencia sexual tal como se la imagina.
Ese sexo que no es uno, de Luce Irigaray (1979)
Fotografía de Sandrine y Jessica perteneciente al proyecto Vaginas Untold (2015/20)