Sonó el teléfono. Era un fotógrafo llamado Tom Kelley. Tanto él como su mujer se habían portado muy bien conmigo. Había posado para unos anuncios de cerveza.
–Ven a casa –me dijo–. Tengo un trabajo para ti.
–Se trata de algo distinto a los trabajos anteriores –me dijo Tom cuando llegué a su casa–. Pero hay cincuenta dólares si quieres hacerlo.
Les conté a Tom y a Natalie cómo habían requisado mi coche.
–Por cincuenta dólares estoy dispuesta a tirarme de un tejado –dije.
–Estas fotografías son para un calendario –dijo Tom– y tendrás que estar desnuda.
–¿Quieres decir completamente desnuda? –pregunté.
–Eso es –dijo Tom–, pero no serán fotos vulgares. Eres ideal para este trabajo, no sólo porque tienes una figura bonita, sino también porque eres una desconocida. Nadie te reconocerá.
–Desde luego soy desconocida –dije.
–Sería distinto si fueras una estrella o algo parecido –dijo Natalie–. Todo el mundo te podría reconocer.
–Contigo no habrá ese tipo de problemas –dijo Tom–. Será la foto de una bella desconocida.
Estuve posando toda la tarde. Al principio me sentí un poco confundida. Algo me rondaba la cabeza. Posar desnuda frente a una cámara buscando posturas festivas me recordaba los sueños que había tenido de niña. Me entristeció que sólo este sueño fuera a convertirse en realidad.
Se me pasó la tristeza al poco tiempo. Me gustaba mi cuerpo. Me alegraba no haber comido demasiado en los días anteriores. Las fotos mostrarían un estómago verdaderamente liso. ¿Y a quién le iba a importar... el desnudo de una «bella desconocida»?
La gente tiene actitudes curiosas hacia el desnudo, y lo mismo ocurre con el sexo. El desnudo y el sexo son las cosas más comunes del mundo. pero la gente actúa a menudo como si fueran cosas que sólo existen en Marte. Pensaba en esto mientras posaba, pero seguía dándole vueltas a la cuestión. ¿Qué pasaría si me convirtiera alguna vez en una actriz, en una gran estrella, y todo el mundo me viera en el calendario y me reconociera?
My Story, memorias de Marilyn Monroe con la colaboración de Ben Hecht (1974)
Fotografía: Marilyn Monroe, por Tom Kelley (1949)