Así fue que, después de haber pasado las cosas que tienen que pasar cuando un hombre y una mujer duermen juntos y cuando se es mozo sano, como un servidor, y las cosas se hacen una vez y otra, y otra más y las que sean, pues llevábamos más de un mes sin el contacto, que le dicen, pues ocurre que uno va, poco a poco, quedando sin saber qué hacer de sí, y así como ablandado en los brazos de la mujer; pues ellas, por mucho que hagan con su cuerpo, no pierden nunca el aquel de seguir siendo cariñosas.
La parranda, de Eduardo Blanco Amor (1959)
Pintura: Red knickers, de Gideon Rubin (2017)