Mujer 1: Yo sólo levanto mi gusano
y lo hago estar recto:
con él daré placer a mi criatura Axayacatito.
Ay, mi chiquito y bonito rey Axayacatito,
Si de veras eres varón, aquí tienes donde ocuparte.
¡Ya no tienes tu potencia?
Toma mi pobre ceniza, anda y luego trabájame.
Ven a tomarla, ven a tomarla: mi alegría,
oh mi hijito, dame tú, hijito mío.
Entre alegres gozos estaremos riendo,
entraremos en alegría, y yo aprenderé.
Mujer 2: Tampoco, tampoco… no te lances
por favor,
oh mi chiquito, rey Axacayatito…
Ya mueves, ya das la vuelta a tus manitas,
ya bien, ya bien quieres agarrar mis tetas:
¡ya casi corazoncito mío!
Tal vez vas a dejar perdida
mi belleza, mi integridad:
con flores de ave preciosa
mi vientre yo te tengo… allí está,
a tu perforador lo ofrendo a ti en don.
Fragmento de Canto de las mujeres de Chalco (siglo XV)
Ilustración: Ahuianimeh, de Felix d'Eon