Baja al sótano, entra en la perrera y se tiende en el frío suelo de cemento con las piernas abiertas. El frío aumenta el placer, mientras el perro empieza a lamerle entre las piernas. Ella, extática, ofrece su vientre a la lengua paciente del animal. Le duele la espalda –está duro el suelo–, pero a ella le gusta experimentar dolor con el placer. La emoción es grande, y la posibilidad de que en cualquier momento entre alguien y la sorprenda hace que sea mayor.
Primavera sombría, de Unica Zürn (1967)
Pintura: Bitch and Bull, de Amanda Ba (2021)